martes, 18 de octubre de 2011

Indignado con los indignados

Hace unos meses surgió un movimiento social inesperado en nuestro país, probablemente bajo la influencia de los efectos de la “Primavera árabe” y al que coloquialmente se denominó “indignados” o “movimiento del 15-M”.

Alcanzaron su zenit en plena campaña electoral para las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo pasado, gracias sobretodo a la capacidad de movilización que demostró la Plataforma “Democracia Real Ya” en la Puerta del Sol de Madrid y en la Plaza de Catalunya en Barcelona.

El impacto social y político fue abrumador llegando a eclipsar la campaña electoral por completo aun cuando algunos medios de comunicación, en especial TVE y los medios ideológicamente conservadores, trataban de restarles importancia. El calado social lo consiguieron ya que sensibilizaron al país y a la población sin distinción de edad o nivel económico.

El paro, la crisis económica, la dificultad de acceso a una vivienda… son problemas que afectan especialmente a los jóvenes españoles y que éstos trataban de mostrar su indignación por la falta de respuesta de la clase política, sin distinción de siglas. Además se fueron elevando nuevas propuestas en la búsqueda de una España mejor, más social y con mayores derechos para todos (dación en pago en caso de deuda hipotecaria, reforma de la ley electoral…) Muchas están recogidas aquí: http://www.democraciarealya.es/documento-transversal/ y con gran parte de ellas estoy de acuerdo, aunque algunas en realidad ya existen pero su existencia se desconoce.

Mi indignación llega, y este es el verdadero motivo de este artículo, cuando este movimiento se niega a dar un paso al frente y solo pretende quedarse en la calle. Para cambiar las cosas hay que participar activamente en las decisiones políticas y para ello es preciso y necesario participar en la vida política activa ya sea a través de un partido político de nuevo cuño o en los ya existente sin menoscabo de cualquiera de ellos, incluidos PP y PSOE.

En cambio, resulta que desde el “Movimiento 15-M” no solo se detesta a PP y PSOE sino que se indignan con quienes pretenden asumir sus posturas aun siendo partidos con una menor representación parlamentaria (IU y UPyD). Entonces, ¿en que quedamos? ¿Participamos en política o no participamos? Para que esas propuestas se lleven a cabo solo hay dos vías, que los partidos políticos ya existentes las asuman como propias o mediante un partido político nuevo entrar a participar en la actividad parlamentaria a través de la participación en las Elecciones.

Campañas para no votar a PP y PSOE e incluso para fomentar la abstención solo pueden partir de un nulo examen sociológico del votante español. De una nula capacidad de análisis político y de una pérdida de capacidad moral para influir en la sociedad galopante. No se puede estar actuando como el perro del hortelano, pero eso si tratando de vivir del Estado porque no gustan muchas cosas pero bien que se acude a las convocatorias de ayudas, subvenciones y subsidios varios (en su derecho están claro está) pero si aceptamos el sustento del Estado luego no pretendamos abolirlo por decreto, lo suyo sería la participación activa en el mismo para modificar lo que en la estructura del Estado está mal para que mejore y todos tengamos una España mejor.

En España hay un porcentaje de voto fijo para PP y PSOE mientras que el resto se debaten entre votar a alguno de estos dos partidos, a alguno minoritario o regionalista, o directamente no votan (parte de los que han participado en movilizaciones de “indignados” reconocen no haber votado nunca).

Otra de las cosas que me indignan de estos movimientos es que aun coincidiendo en sus planteamientos, en cuanto alguien expresa su simpatía por PP o PSOE pasa a ser denostado por sistema, cuando lo coherente sería todo lo contrario ya que cuantos más apoyen las ideas y lo hagan en más sitios, con mayor facilidad se podrán cambiar las cosas…pero cuando detrás del “Movimiento del 15-M” hay determinados intereses sindicales y políticos la cosa cambia y mucho. Por no entrar a valorar la cantidad de oportunistas que se han subido al carro, no tanto en las grandes ciudades pero si en Asturias por ejemplo.

Para cambiar las cosas hay que participar activamente y no ver los toros desde la barrera…protestar SI, participar TAMBIEN. Todo lo demás pura demagogia.