miércoles, 27 de mayo de 2015

Revolcón en las urnas (I)

El pasado domingo 24 de mayo los españoles y españolas estabamos llamados a las urnas para elegir a nuestros representantes en los Ayuntamientos, Dipùtaciones -Cabildos y Juntas Forales- y en 13 de los 17 parlamentos autonómicos. Llegaba la hora de tomar decisiones y demostrar si los españoles y españolas estabamos dispuestos a continuar con los mismos gobernantes o a dar paso a lo que algunos llaman "la nueva política".

Sin duda alguna quienes ejercieron su derecho al voto optaron por un cambio, por dar paso a nuevas formas de hacer política, partidos y personas que tendran cuatro años para demostrarnos si realmente estan dispuestos a cambiar la forma de ejercer la función política que tanto han predicado desde los atriles en los actos públicos por todo el país.

Este análisis lo dividiré en varias partes con el fin de hacerlo más claro para el lector comenzando por el repaso a las elecciones autonómicas a nivel nacional. En este caso queda evidente que el Partido Popular (PP) sigue siendo la fuerza más votada si bien sufre una perdida considerable de votos en todo el territorio que con lleva la pérdida de todas las mayorías absolutas de las que gozaba hasta el pasado domingo.

Los populares y siempre en función de pactos podrían perder prácticamente todas las comunidades autónomas en que gobernaban optando unicamente a mantener Castilla y León donde aún mantienen una diferencia considerable -42 escaños- frente a los 25 del PSOE. En Madrid podrían continuar en el gobierno pero queda todo en manos de Ciudadanos ya que son la fuerza clave para decidir si entregan el gobierno a la popular Cristina Cifuentes o si optan por apoyar a una coalición formada por socialistas y Podemos. Un caso similar a Madrid es La Rioja.

Otra de las comunidades autónomas donde podrían mantener gobierno los populares es Cantabria siempre que se de un entendimiento con el Partido Regionalista de Cantabria liderado por el polifacético Miguel Ángel Revilla, algo que por otro lado se antoja complicado. Es sin duda la comunidad donde pueden darse varios escenarios.

Por parte de los socialistas han ganado en Asturias y Extremadura donde formarán gobierno previsiblemente con el apoyo directo (entrando en el gobierno) o indirecto (apoyos puntuales) de Podemos e Izquierda Unida.

En cambio, los socialistas pese a no ser la primera fuerza aspiran a gobernar en Aragón, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, en todos los casos con el apoyo de Podemos salvo en tierras levantinas donde gozarían del apoyo de Compromis. A parte queda la situación en Murcia ya que es la comunidad donde sería más factible que el PSOE gobernase ya que Ciudadanos no parece dispuesto a dar su apoyo al candidato popular.

Por último, complicada esta la situación en Navarra donde UPN ha ganado pero un posible entendimiento entre fuerzas como Bildu, Podemos y Geroa Bai podría arrebatarles el gobierno, una situación compleja dentro de la propia idiosincracia de la región foral.

En resumen a nivel autonómico el PP sigue siendo la fuerza más votada pero por otra parte es la que menos poder tendrá al final en virtud de pactos entre fuerzas de la izquierda. Notables son los desgastes sufridos en la Comunidad Valenciana, Madrid o Castilla La-Mancha, feudos tradicionales del PP y en los que más ha aflorado la corrupción en los últimos tiempos, algo que los ciudadanos estan castigando en las urnas.

Hablamos de partidos emergentes pero también no podemos dejar pasar el tremendo batacazo, que no por ser anunciado debe dejar de sorprendernos, que se ha llevado UPyD quienes dejaron la oportunidad de sumarse al proyecto de Ciudadanos y ahora se estan viendo abocados a una desaparición prácticamente segura.

Por tanto, y a modo de resumen, podemos considerar que en España se ha dado un vuelco hacia la izquierda, hacia una nueva izquierda especialmente liderada por Podemos ante la que el PSOE sigue manteniendose como primera fuerza pero que los socialistas debemos reflexionar seriamente que hemos hecho mal para no ser los canalizadores del voto progresista.

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