viernes, 23 de octubre de 2015

Por unos Premios sin frentismos.

Esta tarde se han entregado los Premios "Princesa de Asturias 2015" en el Teatro Campoamor de Oviedo y no han venido precedidos de la concordia de la que hacen gala sino más bien se han visto envueltos en una nueva polémica que pone de reflejo lo poco que nos hemos desprendido del cainismo más arraigado tan tradicional en España y en esta Asturias nuestra.

En un momento social en el que la crisis sigue haciendo mella todo escaparate mediático supone un altavoz para cualquier clase de reivindicaciones y los Premios "Princesa de Asturias" no son ajenos a esto siendo escenario de reivindicaciones desde hace varios años.

Por desgracia no ha faltado el frentismo tan común en nuestra patria. No pretendo criticar ninguna postura sino más bien alzar la voz para que dejemos a un lado este frentismo y sepamos aceptar la diversidad en opinión.

A nadie se le debe escapar que en España es creciente la idea de un cambio en la Jefatura de Estado transformando la Monarquía Parlamentaria en República y por ello es respetable que quienes así lo deseen se manifiesten y así lo hicieron en los años pasados. En cambio y sorpresivamente cuando el gobierno municipal no es del mismo color de años precedentes se inicia desde "el otro lado" un movimiento que invita a poner en duda la vigencia de los premios como escudo para una defensa de la monarquía porque, en mi opinión, reivindicar un sistema de Estado no es estar en contra de unos premios que ponen en valor precisamente la diversidad de pensamiento, la integración y la concordia.

En nuestra sociedad parece que no somos capaces de aceptar la diversidad y resulta sorpresivo como muchos defienden sus ideas desde "trincheras" y no con argumentos. Resulta triste que en muchas ocasiones se tome la parte como el todo y se pretenda justificar determinadas medidas sembrando miedo o dudas sobre algo que ni siquiera se pone en duda.

Desde el Ayuntamiento de Oviedo como patronos de la Fundación Princesa de Asturias se debe seguir trabajando para que estos premios sigan vigentes por muchos años, que sigan poniendo Oviedo y Asturias en el escaparate mundial pero también deben ir más alla y asegurarse que el dinero público que recibe esta Fundación Privada se invierte en un gasto acorde a los fines que los estatutos de la Fundación regula. Este control quien lo quiera ver como un enfrentamiento poco o nada conoce las normas que regulan las subvenciones públicas y los mecanismos de control que estas deben tener. Pasar por encima de este control para usarlo como algo frentista demuestra que en el fondo el interés no son los premios sino otras cosas.

Lo que en modo alguno debe permitir el Ayuntamiento y sus responsables son actitudes y formas de protesta fuera de lugar y que en nada benefician a la imagen de la ciudad como es el caso de la ocupación de la Casa Consistorial casi por la fuerza por un grupo de integrantes de las "Marchas por la dignidad" ya que de mano esas actitudes no son precisamente dignas.

He visto a mucha gente alentar un posicionamiento u otro desde el ideal de ser más que los de enfrente cuando para nada debe ser así, no se trata de ser más o menos, de gritar más alto sino de respetar y a la vez ser respetado y de saber valorar que una cosa son las ideas de cada uno y otras son los actos que fomentan la diversidad que deben ser valorados y muy respetados debiendo pervivir en el tiempo.

Pretendo con esta entrada hacer un llamamiento hacia el respeto de la diversidad de ideas y a su vez que sepamos poner en valor lo común, como pueden ser los Premios "Princesa de Asturias" por encima de ideas que tanto las de unos como las de otros son respetables y que requieren unos cauces que para nada tienen que ver con estos Premios.

Por eso aprovecho esta oportunidad mi apoyo a los Premios por lo mucho que representan pero tambien apoyo a quienes quieren que el gasto de dinero público sea ejecutado acorde a las normativas y que así se pueda controlar como sucede con cualquier otro tipo de subvenciones públicas y que el hecho de reivindicar este control no supone estar en contra de Premios ni nada por el estilo.

Que los Premios del próximo año sean una fiesta y que nadie los pretenda utilizar de una manera partidista ya sea porque ya no gobiernan o porque pretenden usar las instituciones que gobiernan para alzar la voz principalmente porque al final se menoscaban a ellos mismos.

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