sábado, 27 de agosto de 2011

La reforma de la Constitución y la Reforma del Estado

Hace pocos días en un Pleno Extraordinario en el Congreso de los Diputados el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciaba que había alcanzado un acuerdo con el líder de la oposición, Mariano Rajoy, un acuerdo para reformar la Constitución Española con el fin de que en su Título VII incluya una referencia al limite de gasto por parte de todas las Administraciones Públicas.

Esta reforma no es más que el cumplimiento de acuerdos adoptados en la Unión europea a instancias del Gobierno alemán, mal dirigido por Ángela Merkel, y digo mal dirigido porque aun cuando en España nos intentan colar las magnificas cifras económicas alemanas aun en plena crisis resulta que el gobierno alemán se encuentra sumido en una desconfianza total en el país germano y la propia Canciller es denostada desde las filas de su partido (CDU) incluso por personajes tan relevantes como Helmut Kohl lo que deja entrever que algo no están haciendo bien allí. No quiero decir que en España se estén haciendo las cosas bien, que no es el caso.

Lo triste de todo esto es que en España se cuenta con Leyes Orgánicas que ya fijan el límite de gasto de las Administraciones Públicas, datan del año 2001, que posteriormente modificó el actual ejecutivo, pues bien, es más que probable que si el Estado hubiese ejercido las medidas de control efectivas que en la Ley se encuentran la situación de impagos que afrontan las Administraciones Públicas no se estuviese dando o si se daba fuese en un menor grado, pero visto lo visto y la pésima clase política española nos hemos visto abocados a la situación actual.

Resulta triste que algo tan coherente como no gastar lo que uno no tiene, tenga que figurar en la norma suprema del Ordenamiento Jurídico Español, que debería de estar para sentar las bases de Estado y derivar en las Leyes Orgánicas y Ordinarias la efectiva regulación del Estado y sus Administraciones Públicas. Como señalaba en el párrafo anterior España ya cuenta con una Ley que regula lo que se pueden gastar las Administraciones, inicialmente el déficit debía ser “0”, era conocida como la Ley del Déficit Cero, tras la llegada de Zapatero se modificó permitiendo que el gasto fuese mayor y aquí vino la hecatombe, entonces en vez de ejercer las medidas de control con que cuenta la Ley, vamos y lo ponemos en la Constitución, como si así se fuese a cumplir.

España necesita reformas, y reformas estructurales importantísimas que requieren de un amplio consenso político y social, que deben de partir de un entendimiento entre PSOE y PP; entre Gobierno, empresarios y sindicatos; Gobierno central, Comunidades Autónomas y Entidades locales, etc.

España necesita revisarse así misma, partiendo de un mejor reparto competencial entre Estado y Comunidades Autónomas, y entre éstas y los Ayuntamientos y Diputaciones. Una estructura Administrativa eficiente, que dote a todos los ciudadanos residentes en España de los mismos servicios allá donde vivan, que permita evitar duplicidad de servicios, un eficaz reparto de los servicios y ante todo actualizarse al s.XXI y dejar de ser un país anclado en viejas rencillas del “conmigo o contra mi”.

España es un país plural, donde convergen distintas ideologías, distintas formas de ver un país pero apuesto y seguro que no pierdo a que si entre todos aúnan sus esfuerzos tendríamos una España mejor, más plural, más igual, más moderna.

Es hora de unos nuevos políticos, de dejar atrás rencillas y pensar que todo lo que se logró en 30 años de democracia se puede perder por la ineficacia de la clase política actual, España no se arregla con un voto en listas abiertas o cerradas, con una República o una Monarquía. Hay que ir más allá para poder plantearnos reformas de este calado.

España se arregla con una clase política dedicada a lo que tiene que dedicarse, a trabajar para todos, a dotar al país, a la CCAA, al Municipio de los servicios esenciales para los ciudadanos y que estos vean que los impuestos que pagan sirven para algo y no para que algunos usen su posición de privilegio para su beneficio personal o la de quienes les rodean.

España necesita reformas, reformas de verdad, mecanismos de control eficaces y sobretodo creer en si misma y en sus posibilidades, que no somos inferiores a ningún país europeo pero tenemos que sentar las bases para lograrlo, confiando en nuestros empresarios y en nuestros trabajadores.

Porque hoy por hoy no podemos confiar en nuestros políticos.

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